🚴♂️ 16 km en bici bajo el sol asturiano, encuentro inolvidable con la osa Molina y viaje al pasado en el Museo de Quirós. Hoy hemos sudado, aprendido y reído a partes iguales. 🌳🐻🎒
La mañana empezó a ritmo de altavoz: una ronda de canciones despertó a un grupo que, tras la noche movida, necesitaba algo más que un gallo para saltar de la cama. Con el desayuno bien despachado y las botellas de agua a rebosar, salimos en bici por la senda del Valle del Oso dispuestos a devorar kilómetros… y vaya si apretó el sol.
Fueron 16 km de verde intenso, remontando ríos y rodando bajo castaños. A mitad de camino paramos a almorzar; lo justo para bajar pulsaciones y volver a pedalear. La sorpresa llegó cuando, tras una curva, asomó Molina: una osa rescatada que vive en un recinto de siete hectáreas. Sus cuidadores nos contaron su historia y, mientras escuchábamos, parecía que ella también curioseaba. Fue una lección directa sobre el respeto a la fauna que difícilmente olvidaremos.
La ruta terminó en un área recreativa, donde un bocadillo supo a gloria y las sombras de los robles hicieron de sala de descanso improvisada. Por la tarde cambiamos pedales por historia: el Museo Etnográfico de Quirós nos abrió sus puertas y viajamos al pasado rural asturiano entre aperos, trajes y anécdotas de otra época. Un vistazo rápido a la tienda de recuerdos, merienda en mano, y vuelta al albergue.
Ahora los chicos “descansan” —comillas incluidas— y los profes revisamos cascos, cantimploras y alguna rodilla con parche para la caminata de mañana. Asturias sigue latiendo ahí fuera, y nosotros ya tenemos ganas de seguirle el ritmo.