La etapa del Camino Francés de Portomarín a Palas de Rei abarca 25 km, calificada de dificultad media y con una duración aproximada de 5 horas y 45 minutos. Este tramo atraviesa paisajes variados, incluyendo zonas rurales y parroquias con albergues y servicios para peregrinos. Se destacan el ascenso al monte San Antonio, el paso por la Sierra de Ligonde y la visita a lugares de interés como Castromaior y el monasterio de Vilar de Donas. La ruta ofrece un equilibrio entre retos físicos y el encanto del entorno gallego​​.

Limpieza – Alfonso
Desayuno – Lucia
Comida – Arancha
Cena – Arancha

LOS OTROS CERCANOS (Betania)

«El amigo fiel es refugio seguro. El que lo encuentra, ha encontrado un tesoro» (Eclo 6,14).

LLEVAMOS varios días compaginando el camino exterior con este recorrido por la propia vida. En las últimas etapas hemos insistido mucho en lo propio. Hemos podido reflexionar sobre la propia vida, capacidades y limitaciones, miedos y heridas, lo que es uno mismo cuando se despoja de todo lo demás…

Pues bien, ese cuadro es incompleto si se queda demasiado pronto o demasiado exclusivamente centrado en uno mismo. Porque parte esencial de nuestra vida la forman y forjan los otros. Y sin esos otros la vida no se sostiene. Entre esos otros los hay cercanos: aquellos que forman parte de tu vida cotidiana. Quizás algunos estén caminando junto a ti en estos días. O tal vez sigan en casa, en sus lugares de origen, esperando a volver a verte dentro de unos días.

Esos otros son muchas veces el mayor apoyo. Sus palabras que nos llegan, su silencio que acompaña, su cariño que sostiene, su interés y preocupación que alientan, sus propias vidas y proyectos, de los que nos hacen sentir parte… Ellos son tu gente. Te conocen y comprenden tu estado de ánimo con sólo verte el rostro. Saben de tus tormentas y tus calmas, de tus momentos de júbilo y tus horas más oscuras. Con ellos puedes mostrarte un poco más natural, más como eres, más sin miedo.

No hay relaciones perfectas o bucólicas. Lo que hay son historias personales de encuentro y camino común. Tendrás a veces roces, y otras veces alegrías. En ocasiones habrá conflicto, y en otras encuentro cordial. Pero con ellos estás en casa.

Por eso, ¿por qué no dedicar algún día de esta marcha a pensar en ellos? En sus vidas, en lo que conoces –o lo que ignoras– de esa gente que es la tuya. En tus padres y sus preocupaciones, en tus hijos y sus sueños, en tus hermanos y sus vidas, en tus amigos y lo que les importa, en tu pareja, cómo es, cómo siente, qué desea, qué espera…

A veces lo sorprendente es que tenemos muchas pistas, muchos datos, muchos recuerdos… como para poder tener una imagen muy completa de lo que son, viven y sienten esos otros cercanos. Pero no encontramos el tiempo para pensar en ellos, para desearles lo mejor, para pensar en lo que nuestra vida puede aportarles a ellos.

A veces, las relaciones con esos otros cercanos son difíciles, porque el cariño es asimétrico, y no somos correspondidos; o nos sentimos a veces acariciados, y otras heridos. En ocasiones, los otros, especialmente en las relaciones más afectivas, no sabemos bien si son nuestro cielo o nuestra losa. Hay relaciones difíciles, de dependencia, de temor, donde no hay libertad. También necesita uno lucidez para sanar o liberar lo que en las relaciones cercanas pueda haber de distorsión…

  • Por eso, piensa hoy en tus gentes. Desde el interés y el deseo de que la vida les vaya bien. Desde la reflexión y la pregunta por sus vidas, sus problemas, sus inquietudes, sus anhelos. Piensa en lo que les hiere o lo que les anima, lo que acaso les desvela por las noches y lo que les hace estar risueños…
  • Piensa también en la relación que tienes con ellos. En las palabras pendientes, enlas preguntas necesarias, en lo que todavía está por construir o por decidir, para ir trenzando un espacio en el que las vidas se encuentren y se respalden.
  • Piensa, si acaso te has visto reflejado en ello, en las relaciones en las que el amor sevuelve difícil, en esas situaciones en las que la vida palidece un poco. Y trata de pensar serenamente, con paz, con distancia, con cabeza… y buscando lucidez sobre lo que has de intentar vivir.

 

Cuando estemos de nuevo con nosotros

Cuando estemos de nuevo con nosotros contándonos los gestos,

cuando estemos hablando de las gentes a quienes más queremos, quédate, por favor, mirando el surco que dejan tus dos ojos en mis huesos.

Y dame lo que puedas de tu alma, lo que no necesites de tu afecto, lo que logres sacar sin sacrificio de tu casa de sueños.

Yo tomaré, de fiesta, lo que quieras, aunque sea el milagrillo más pequeño.

No es que yo sea mendigo, es que cualquier amor es amor bueno.

Jorge Debravo

LOS OTROS COTIDIANOS (Conocidos, colegas y demás)

«Ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús» (Gal 3,28).

También en tu vida hay otros nombres, otros rostros, otras historias que se cruzan con la tuya. Sin que llegues a señalarlos como tu gente. Personas con las que coincides, a veces durante largas horas. Compañeros de aula, de estudios. Colegas de trabajo, jefes, empleados… Gente cuya presencia es más o menos habitual, pero cuya ausencia probablemente no dejaría un hueco demasiado llamativo ni despertaría nostalgias. Como cuando aquí, en el camino, te cruzas o hasta compartes etapas, comidas o ratos de conversación con personas que, por un rato, entran en tu horizonte, pero que entiendes que no entran «para quedarse».

Sin embargo, también esos otros forman parte de nuestras vidas y de quienes somos. A menudo, muchas de las relaciones habituales –fáciles y difíciles– se mueven en este ámbito. Compañeros con los que puede haber rutinas y conflictos. Amigos de tus amigos, que en ocasiones te caen fenomenal, otras te son indiferentes, y otras no te caen demasiado bien, pero a quienes, en todo caso, conoces. Familiares lejanos con los que tienes poco trato, pero que están ahí porque la sangre de vez en cuando congrega. Parientes políticos. Miembros de grupos a los que perteneces (un club, una asociación, una parroquia, un equipo de fútbol…). Todos ellos forman parte de la propia vida. Y aunque uno no puede meterse muy a fondo en sus historias, también es cierto que, de algún modo, son parte de la nuestra.

Por eso hoy puedes dedicar un rato a intentar recorrer esos nombres de personajes «secundarios» que están en tu presente. Porque la red que va formando la propia vida también incluye sus historias. Porque en ocasiones aprender a ponerse en el lugar del otro –algo que, dicho sea de paso, es fundamental en la vida– pasa por pensar en esos otros con los que no estoy tan afectivamente implicado o envuelto.

Esa capacidad marca la diferencia entre pasar por el mundo metido en una burbuja, en la que únicamente tienen cabida las propias preocupaciones, y pasar por el mundo mirando hacia fuera y comprendiendo la realidad en toda su complejidad.

  • Hoy puedes intentar hacer un bonito ejercicio al trazar ese mapa de tu vida y tumundo. Primero, intenta señalar esos nombres. Pon rostro a esa gente que forma parte de tu vida cotidiana (sin ser «tu gente», sin formar parte de esas relaciones afectivamente importantes, sin que te despierten pasiones ni nostalgias)… Gente que aparece en tu horizonte laboral, social, cotidiano.
  • Trata de pensar un poco en cuánto conoces de sus vidas, de sus historias, de suspreocupaciones, problemas, incertidumbres, alegrías… No se trata de sacar muchas conclusiones ni hacer propósitos ni evaluaciones de cómo te relacionas. Sólo, piensa un rato en ellos…

 

Los puentes

Yo vi un puente cordial tenderse generoso de una roca erizada a otra erizada roca,

sobre un abismo negro, profundo y misterioso que se abría en la tierra como una inmensa roca.

Yo vi otro puente bueno unir las dos orillas de un río turbio y hondo, cuyas aguas cambiantes

arrastraban con furia las frágiles barquillas

que chocaban rompiéndose en las rocas distantes.

Yo vi también tendido otro elevado puente que casi se ocultaba entre nubes hurañas… ¡Y su dorso armonioso unía triunfalmente, en un glorioso gesto, dos cumbres de montañas!…

Puentes, puentes cordiales… Vuestra curva atrevida une rocas, montañas, riberas sin temor…

¡Y que aun sobre el abismo tan hondo de la vida, para todas las almas no haya un puente de amor…!

Dulce María Loynaz