LA ACTITUD DEL ADULTO.
CUIDAREMOS el COMO les hablamos y les decimos las cosas, COMO los miramos, COMO les tocamos, COMO los escuchamos, COMO nos acercamos.
Es muy importante que todas las acciones que hacemos con el niño las anticipemos con palabras ya que ello les aportará seguridad y confianza.
Las palabras serán las justas y precisas. Por tanto, la comunicación verbal será individualizada, dando valor a cada niño.
Nuestra mirada será atenta, paciente, cálida, de espera. Con esta mirada el niño mientras esté activo no se sentirá solo, sino que sentirá nuestra presencia.
La suavidad en los gestos, también la cuidaremos y por ello daremos importancia a nuestras manos, nuestros gestos, cómo cogemos al niño. Los gestos han de ser suaves para que les aporten seguridad y bienestar.
El bienestar depende de cómo les tocamos. A su vez también cuidaremos la escucha, una escucha empática, atentas a lo que los niños nos indican. Es muy importante para el niño tener el sentimiento que es escuchado.
Y para terminar mostraremos un RESPETO hacia el niño como persona, dándoles confianza para que puedan desarrollar todas sus capacidades, permitiéndole ejercer su actividad autónoma: escoger, tomar decisiones para que llegue a obtener seguridad y conquistar su autonomía.