De O Predouzo a Monte do Gozo: 15 km
5 km a Santiago
Al atardecer
Al caer la tarde, Saltamontes, avanzó despacio por el camino. El sol se estaba poniendo. El mundo estaba tranquilo y en silencio. Saltamontes oyó un fuerte ruido:
¡ZUUUUM!
Saltamontes oyó otro estruendo:
¡ZUUUM!
Vio dos libélulas en el aire.
–¡Pobre Saltamontes! –dijeron las libélulas–. Nosotras volamos rápido. Tú solamente andas. Es muy triste.
–No es triste –dijo Saltamontes–. Me gusta andar.
Las libélulas volaron sobre la cabeza de Saltamontes. –¡Podemos ver tantas cosas desde aquí arriba! –dijeron las libélulas–. Tú solo puedes ver el camino.
–Me gusta el camino –dijo Saltamontes–. Y puedo ver las flores crecer al borde del camino
— Nosotras vamos silbando y zumbando –dijo la primera libélula- No tenemos tiempo de mirar las flores.
–Yo puedo ver las hojas moviéndose en los árboles –dijo Saltamontes.
–Nosotras vamos dando vueltas y serpenteando –dijo la segunda libélula–. No tenemos tiempo de mirar hojas.
— Yo puedo ver la puesta de sol sobre las montañas –dijo Saltamontes.
–¿Qué puesta de sol? ¿Qué montañas? –preguntaron las libélulas–. Nosotras vamos elevándonos y bajando en picado. No hay tiempo de mirar las puestas de sol y las montañas
¡ZUUUM! Las dos libélulas cruzaron velozmente el cielo. Pronto desaparecieron. El mundo volvió a quedarse en silencio. El cielo oscureció. Saltamontes contempló la luna elevándose sobre la tierra. Contempló cómo aparecían las estrellas. Se sintió feliz andando despacio camino adelante.
- ¿Qué actitudes de nuestra sociedad o de nuestro entorno nos recuerda esta historia?
- ¿Tienes a veces la sensación de ir muy rápido?
- ¿Qué cosas nos estamos perdiendo por ir tan rápido?
- ¿Qué consideramos éxito en la vida?
- ¿Piensas que tienes éxito?
Cuando iba a ponerse en camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó: Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Ya conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre. Él replicó: Maestro, todo eso lo he cumplido desde joven. Jesús lo miró fijamente con cariño y le dijo: Una cosa te falta: vete, vende lo que tienes y dáselo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme. Ante estas palabras, él frunció el ceño y se marchó todo triste, porque poseía muchos bienes.
Mc 10,17-22
Dios Padre te pedimos que nos enseñes a valorar
lo auténticamente importante en la vida.
Dios Padre te pedimos que nos ayudes a saber parar
para poder disfrutar de las pequeñas cosas.
Que este camino que ahora estamos terminando
nos sirva de recuerdo de que el éxito no depende de lo rápido
que vas, si no de lo que eres.
Te pedimos que este Camino que hoy comenzamos nos
ayude a conocernos mejor a nosotros mismos, a los compañeros
y también a Ti.